A pesar de ello, sabes como jugar tus cartas, porque aquí me tienes, dieciocho años conviviendo contigo. Qué más da que no quiera saltar, si cuando me vengo a dar cuenta ya estoy en el suelo por tu culpa. Qué más da que no quiera pensar en él si luego a todas las canciones les pones su nombre. Qué más da si no quiero entrar en su cama, si cuando me voy a dar cuenta ya estoy en ropa interior.
Qué más da todo, si al final siempre haces lo que te da la real gana.
Irremediablemente, y sobretodo a base de fuerza, he conseguido llevarme bien contigo, aunque tu mejor que nadie sabes lo que pienso de las amistades forzadas. Son como un dibujo hecho con carboncillo, a cualquier mínimo roce se difuminan.
Pero basta de reproches, quien-quiera-que-seas, que a veces
Gracias, Marie.
Buenísimo texto! Me encanta.
ResponderEliminarBuena carta a la conciencia o... a lo que nos hace ser nosotros mismos.
Una carta preciosa "Gracias por dejarme parecer una niña tonta pero ponerme en mi sitio cuando me desvío" que razon tiene esa frase.
ResponderEliminarTe sigo, tocaya(:
¡¡Un besazo!!
Ilegible para quien no sepa leer, pero no para ti, que la escuchas todos los días, los que quieres y los que no.
ResponderEliminarBienvenida a mi blog. Me pongo en la puerta para entrar en el tuyo.
Siempre necesitamos a alguien que nos ponga los pies en la tierra, cuántas veces nos habrán salvado!
ResponderEliminarTambién estaré leyendote de ahora en adelante, gracias por haber pasado por el mío ^^
Me ha encantado esta entrada y la frase de que mas que no quiera pensar en el, si luego a todas las canciones le pones su nombre. muy buena.
ResponderEliminarun beso enorme.
te sigo sin duda.