Dile a tus demonios que se vayan de mi cabeza, que ya no tiene sentido que estén aquí si tu no puedes estarlo, si no puedo rozar tu piel tatuada y sentirla mía. Siempre que pensabas en el diseño de uno nuevo yo te decía esa frase de aquel libro que tanto te gustaba: "
¿Qué más tatuaje que la vida misma?", como si sintiera envidia de la tinta que invadía tu piel. Quién le iba a decir a mi piel entonces que se iba a hacer adicta a ella, casi más que a tus besos. Cuando lo descubriste sonreíste y dijiste
"nadie se fijará en él si sonríes". Y yo sonreía, y entonces él se apagaba como las luces de la ciudad cuando amanece.
También tú te apagaste, y con el paso del tiempo tus demonios huyeron de mi mente consumida buscando otras de qué alimentarse. Entonces yo ya no sonreía, y ahí estaba él, invadiendo mi piel otra vez.
Recordándote.
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"Lo más profundo que hay en el hombre es la piel"
-Paul Valéry. |
Puedo decir que me encanta, tu manera de escribir y como lo reflejas.
ResponderEliminarIncreible
Un beso
Y a veces los peores tatuajes son los que se llevan en la memoria y ya ni digamos los del corazón.
ResponderEliminar"nadie se fijará en él si sonríes"
ResponderEliminarBrutal, dolor, tristeza, nostalgia, convertido en palabras que narran libre y suavemente estocadas que se nos quedan en el alma... y en la piel.