Pues aquí sigo, querido. Sin el valor de llamarte a casa, de dejarte un SMS, de ir a buscarte o de contactar contigo de cualquier manera. La verdad es que me gustaría poder hacerlo, pero mi orgullo hoy está al mando de la situación, o mi cobardía, tal vez. No... mejor mi orgullo, que queda más a lo
chica mala, y sé que te gusta. La verdad es que han sido las semanas más extrañas de todo el año. Un continuo sube y baja de sentimientos, cual montaña rusa del parque de atracciones más espeluznante. Que si ahora paso de tu cara, que si ahora pienso en nuestro primer beso, que si "
Marie, ¿Qué haces?, no seas tan cursi", que si te quiero matar... pero
el problema es que no sé si a patadas o besos. Después de lo que ha pasado no soy capaz, ni si quiera, de encontrar la palabra más sencilla para comenzar a hablar contigo, qué se yo.. "Hola". "Hola ¿Cómo estás?". "Hola, hace frío, eh". "Hola, feliz navidad". "Hola, que... te quiero, tonto".
Hasta pronto, quizá. Ya sabes como soy de orgullosa. Aprendí del mejor. De todas formas, estás aquí, siempre estarás aquí.