domingo, 10 de marzo de 2013

(duele)

Ni siquiera me pregunto cómo te fuiste porque sé con certeza que lo hiciste por la ventana, porque amabas el riesgo y porque clavarte cristales para ti no era dolor. Que ese ya lo habías sentido bien dentro. Pero yo sí lo sentía cuando aparecías despacio. Porque ya no había bañeras donde llorarte, ni antologías de poetas perturbados que leer, ni cigarrillos que fumar las noches en vela, ni tejados donde vagar, ni tampoco gatos que me hicieran compañía.
Te grabé a hielo 
en mi retina,
pero tú querías ser fuego
y al acercarte
se fundían mis pupilas.
La Nada se hizo,
y su vacío inmenso
provocó claustrofobia;
será que sólo quedaba sitio
para tu
                                                       recuerdo.


Ni si quiera había frío con el que sentirte, de ese que se cala en los huesos como tú, porque había llegado la primavera, y yo a esa le tengo alergia.

Abril ya se paseaba por los parques,
ruborizando a las flores,
mientras yo me refugiaba
en las barras de los bares,
donde nos ganábamos a tragos
pasar la noche en el infierno
(Un hotel de cinco estrellas,
pues peores antros habíamos pisado).
Pero a fuerza de escondernos
nos convertimos en otoño,
y tus manos terminaron por mezclarse
con los montones de hojas secas.
Céfiro hizo el resto.

Aquí estamos, guardando bajo llave el humo de nuestro último incendio que no se desvanece (¿cómo se puede arder siendo agua?) y ganando la carrera con el caballo más flaco. Y así somos, inmensos de una lógica que existe solo en las  a l m a s  r o t a s .

Jugábamos a buscarnos en el caos
con poca luz
y menos ropa,
siendo sin existir.
Mas al subir las persianas,
la realidad deslumbraba;
yo te quería a mi lado, y tú
sólo me querías cerca
de ti.

(duele) Y me dices que esta vez te quedas, que no me equivoque, que esta estación es nuestra. Ay, cielo, que yo no entiendo de trenes y mucho menos del tiempo. Y nada entiendo de ti. 

Si tuviera elección 
entre Cronos y tú,
me quedaría con el titán;
él me mata más lentamente
que el roce de tus mejillas
cuando vuelves sin avisar, 
segundo a segundo
y sin mirar atrás.

Pero a ti no te importa y sigues enfrente de mi, y es como si las bañeras volvieran a llenarse. De agua salada. De lágrimas.


Esta entrada es especial.
 Está hecha con la colaboración de mi querido Henri 
(al sentir de los versos) 
capaz de llenar el mismísimo vacío con palabras.

9 comentarios:

  1. Que triste... Pero preciosa sin palabras.
    Un beso

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  2. Tu colaboración con Henri me ha arañado el corazón.
    (las almas rotas abundan, por desgracia)

    besos.

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  3. No creía que pudiera haber nada más increíble hasta que tú y Henri decidistéis escribir juntos.
    Y como dice Bonnie, las almas rotas abundan.

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  4. Que preciosidad por Dios, es la entrada que necesitaba leer hoy
    "La Nada se hizo,y su vacío inmenso provocó claustrofobia" se muy bien como es sentir eso. Esta semana ha muerto una de las pocas personas que me han querido de verdad, muchas gracias por la entrada porque de verdad que la necesitaba
    Un beso.

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  5. Y la perfección se hizo palabras.
    Me dejas boquiabierta con tanto arte junto. De verdad.

    Un saludo desde http://retales-de-mis-noches-de-insomnio.blogspot.com.es/

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  6. Me he quedado sin palabras al identificarme tanto con las tuyas!♥

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