jueves, 11 de abril de 2013

Elixir.

Estaba tan ciega. Estaba tan ciega que pensé en llamarte y rogarte bailar desnuda para ti. Luego recordé que a ti el corazón ya no te latía, o al menos, no lo hacía para mi, para que bailase desnuda a su compás. Da igual, porque el hijo de puta del aleatorio de mi mente suena a tu música todo el puto rato, que es la única con la que revive tu corazón, tu elixir.
Por eso, querido, a mi me da igual si te late o no, que lo importante es que siente, que a mi también se me agotan los latidos pero no las ganas de preguntarte dónde estás, que eso no quiere decir otra cosa mas que te estoy pidiendo que vengas, a hacer que me muera de ganas, a desgastarnos la adrenalina, a destapar el líquido de la eterna juventud y puede que incluso a revivirnos los latidos.
Aquella noche es un gran océano mental. Estaba tan ciega. Estaba tan ciega que cuando llegué a casa no podía dormirme si no era pensando en tus labios. También pensé en llamarte y decirte "putos labios, joder". Luego recordé que ya no eran míos. Que ya no eran mis putos labios y que probablemente fueran de cualquier otra. Pero a mi me daba igual porque yo sólo quería besarlos. Eso era como volar. Y tu saliva otro puto elixir.

Me di cuenta de que la música era tu única musa, y joder, qué puta envidia, que es ella por la que te muerdes el labio.

3 comentarios:

  1. Joder Marie... te juro que es como si hubiera escrito yo este texto... justo ahora, es algo que no me había pasado nunca y lo estoy flipando jaja
    Sobra decir que me ha encantado ¿no?
    es más, me ha tocado por dentro.
    Un abrazo enorme guapa! :)

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  2. Jo-der, chica. Te cuelas en mi mente y evocas esas palabras que a mí a veces se me quedan en nudos.
    Es un texto precioso. Y qué ganas dan a veces de llamarle y decirle cualquier cosa, o sólo escuchar su puta respiración sin decir nada.

    Me ha encantado. Muchísimo.

    Un besazo enorme :)

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