martes, 6 de mayo de 2014

Youth.

Veo sus pies en la ventanilla, acariciando la carretera, mi calma aparente era un partido de fútbol americano en mi cabeza en el que él era el quarterback con gorra hacia atrás del que solía decirle que tenía alma. De fondo se oían sirenas, dejando aquella ciudad atrás... y cada noche un sitio distinto, cada noche una barra de bar diferente desde la que otear el horizonte. Algún día te enseñaré el final del mar, aunque lo que busco está más allá.

Detrás de esos ojos inexpresivos, esos labios impasibles, miedo. Y nunca podremos bailar si tienes las manos ocupadas, por una cerveza que más quisiera ser más fría que yo. Siempre amé lo imposible, siempre quise volar en el agua y bucear sobre el cielo, no será difícil cavar en tierra ya revuelta. Se agarró a la poco probable pero muy aparente perfección de mis caderas, —enséñame el final del mar —dijo; entonces... entonces yo barajé la posibilidad de encadenarme siempre a esos ojos.

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