miércoles, 31 de agosto de 2016

Máquinas y café descafeinado.

Me es complicado escribir estas líneas, hacerlo después de tanto tiempo, porque ¿qué cojones estoy haciendo? ¿A quién coño le importa mi vida? ¿Quién va a leerme si no es para regocijarse como un cerdo sobre mi mal? ¿Estoy perdiendo mi tiempo soltando mis verdades en el mundo del píxel? Esta situación es ridícula, grotesca, estrafalaria. ¿Qué nos pasa, señores? Me resulta surrealista como podemos llegar a perder nuestro tiempo, como lo tiramos a la basura, siendo éste lo más valioso que poseemos, usándolo en autodestruirnos, en relaciones vacías, en quejarnos y derrumbarnos, en criticar. ¿Qué estamos haciendo? ¿Eres feliz o estás en una relación? ¿Qué somos? Máquinas expendedoras de sentimientos falsos, chismorreo y superficialidad.


Mira de frente lo que tienes, analiza tu vida, coge de una vez las riendas de tu historia, y que nadie te diga cómo ni qué. ¿Por qué no en vez de poner un parche enmendamos la raíz?


Me es complicado hacerlo después de tanto tiempo relegada, no siendo un cero pero creyéndomelo, bajando la mirada ante un ser que creía divino y perfecto y que no era sino un tufo dañino y nocivo, carente de humanidad o empatía alguna. Ilusa. Un tiempo acumulando malestar, desasosiego y negatividad. Un tiempo tras apostar más por otro amor que por el mío propio. Engañada. Y como yo sé que hay miles, lo sé. Por eso, señores, ¿qué estamos haciendo? ¿Qué necesidad hay de perder del tiempo y consecuentemente, de hacerlo perder? ¿Qué necesidad hay de romper al otro? ¿No nos cansamos de abrazar sin ganas, de follar sin ganas, de vivir sin ganas? ¿Nos da miedo quedarnos solos y por eso nos conformamos con una vida descafeinada?


Cuando la Necesidad pasa a segundo plano entonces comprendes ciertas cosas como que la mayoría del tiempo la Necesidad no existe.


Señores, sean felices, huyan de la Necesidad, amen a mentes sanas, vayan más allá y a otra cosa mariposa.

2 comentarios: