miércoles, 9 de julio de 2014

Quién te lo iba a decir, ¿eh?

Que aprenderías a sonreír en los días grises, -o mejor, que te enseñarían-, que seguramente cuando das no recibas siquiera la mitad, pero ¿y qué? que me muera pudiendo decir muy alto haber dado la vida por lo que quiero y por lo que siento, que hay errores que te arreglan la existencia, que todo pasa por algo y que las serendipias existen, que la gente tóxica es a veces quien más cerca tienes, pero que es posible 'echarle huevos' y no huir, que no pierdes nada por intentarlo una vez más, y otra, y otra, y otra... que dar gracias es importante, casi tanto como dar y recibir perdón. Que no importa el fin, es el camino. Que la felicidad es contagiosa y hay quien sabe enseñarlo. Que es importante saber que necesitas de otros, pero que no siempre tienes sus palabras de consuelo. Que si te vas, ya no vengas, ya no quiero. Que sé lo que tengo, se lo que puedo dar, y donde esta el límite de mis miedos. Que puedo ofrecer más que cualquiera que te ofrezca la vida, que la mía, la doy entera. Que sí, que quién me lo iba a decir, que puedo querer más de lo que me quiero. Que todo ha cambiado, y qué bien. 

Que no hay nada que haga más feliz que disfrutar del resultado de tus actos, tras tanta duda e indecisión. Que dudar es humano, pero que yo sé lo que quiero, esa es mi convicción más profunda.

Quién me lo iba a decir.

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