martes, 6 de julio de 2010

Es una putísima mierda todo.

Aquel día ella se levantó de la cama, con lágrimas en los ojos y con la mirada clavada en el suelo. No les dio a sus padres el típico beso de “buenos días” acompañado de una sonrisa todavía dormida, tampoco quiso salir de casa, ni comer. Desayunó un vaso de leche, aunque la mitad se fue por el fregadero.




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